lunes, 19 de noviembre de 2007

Los domingos

Siempre he sentido aversión por los domingos y tengo "razones" arraigadas para que así sea. De forma inexplicable los domingos me provocan un sentimiento de melancolía desde que era un niño, una mezcla entre la ansiedad del lunes que se aproxima, aburrimiento y hastío. Recuerdo que mi hermana me atormentaba con un programa de televisión terrible por las mañanas (el aberrante chabelo; que sólo me causaba nauseas), después debíamos levantarnos e ir a misa. Para ese entonces yo no tenía idea que mi libertad de creencias religiosas era manipulada por mi propia familia, yo sólo sabía que debía ir a escuchar lecturas de la biblia escritas en un castellano "elegante" y "divino" que muchas veces no entendía, parece que fue ayer cuando sentía vibrar los paredones y pilares de la catedral que magnificaban el sonido del órgano acompañando las ceremonias. El olor de la madera de las butacas era tan suave como penetrante, que bien podía entrar con los ojos vendados al lugar y saber que estaba ahí. Recuerdo que me sentía tan pequeño ante tal evento dominical, a veces eso me ponía nervioso y no sabía por qué.

La mayoría de la gente está dispuesta a hacer nada el domingo, la regla es levantarse tarde, no tomar una ducha, y dedicar su día a deambular en casa y ver el fútbol. Y ésto último es lo que le da un toque más despreciable al domingo, y aclaro, no es que odie el fútbol pero me parece una terrible pérdida de tiempo e inteligencia que la vida se detenga cuando hay un partido de final o un clásico. Esos son precisamente los domingos que más odio, cuando nadie hace más que hablar de eso en la calle, y hacer comentarios pseudointeligentes de sus vastos conocimientos del balompié. Hay quienes ven todos los partidos y todavía rematan con los resúmenes y especiales.

Sin ofender a nadie... esa parte de nuestra idiosincrasia es oscura y vergonzosa para mi... y ni que se diga la lucha libre...


Afortunadamente ya no soy un niño y no tengo ninguna "obligación" para estar en un lugar dónde el domingo sea de esa manera, y además tengo otras ocupaciones las cuales borran eso de mi mente, aunque debo decir que el domingo sigue teniendo el mismo olor melancólico y propenso al vómito, lo mismo que me causa aversión desde pequeño. Ya no me espanta ni me pone nervioso, pero igual me incomoda.


Qué raros son los domingos...





" - Los domingos son raros - dijo ella, poniendo la mesa para el desayuno
- . Es como si los colgaran descuartizados: huelen a animal crudo".
GABO, "La mala hora"



1 comentario:

Anónimo dijo...

Hey! Debo decirte que el dia de hoy por fin pude terminar de leer TOOODO tu extenso Blog...ya son las 2:50 am (en verdad te gusta la crónica). Con que los abrazos tmb eh... jajaja ntc me da gusto contar con personas como tu que aún se dan tiempo para disfrutar de las pequeñas cosas que hacen que la vida valga la pena. Por cierto, yo tampoco soporto los domingos... es el día en que compran chicharrón ( y demás cosas sacadas de la paila), se junta todo lo que no haces en la semana, y no se por qué todos tus problemas existenciales se aglomeran ese día jajajaja, es como un día que recolecta toda la "basura" de tu vida hasta ahora.