jueves, 3 de enero de 2008

Como señal de nuestros días

Tu trasero fue lo primero que yo vi,
tu indiferencia lo primero que percibí,
pero tu sonrisa fue lo primero que me atrapó,
y tu mirada fue lo que me mató.

La primera vez que nos besamos yo te lo robé,
quizá estaba predestinado y tan sólo así fue,
quien sabe cómo pude hacer eso en ese pasillo
aunque tu no parabas de decirme que parecía un niño.

Cuando no sabía que podía besar,
tú me demostraste que podía amar,
que nuestra barrera no era nuestra edad
sino el paso que yo debía dar.

Es por eso que hoy te agradezco tanto
porque me enseñaste a ser humano
porque con tu amor que fue como un manto
ya no me importa sentirme borrado

Hoy sólo queda un fuerte recuerdo en una esquina
donde cada noche nos despedíamos, y alguna vez rayamos
nuestros nombres como señal de nuestros días.