"Sé que en algún lugar del mundo existe una rosa única..."

"Sé que algún lugar del mundo existe una rosa única..."

Hace unos días conocí a una persona, en realidad ya hace algunas semanas no recuerdo exactamente el día ni la hora, porque para entonces sólo era una belleza física por la que sentía atracción y no aseguraba ningún tipo de trascendencia. La cuenta de los días comenzó la madrugada de un sábado, de NUESTRO sábado (posterior a NUESTRO viernes), cuando la respiración de ambos se hizo una, y el calor de un ventilador no era suficiente en un cuarto en el que nuestros cuerpos no dejaban de sudar(el mio más que el suyo); esa noche me atreví a desafiar a mi soledad y le pedí que me aceptara como su compañero, su respuesta era predecible, al igual que mi petición. Probé sus labios y probó los míos, mientras veía ese brillo en sus ojos y entendía lo que García Marques describe como diáfano. Su olor embriagaba mis deseos, aturdía mis sentidos, saturaba mis emociones.


"Sé que en algún lugar del mundo existe una rosa única..."

Cuando el lunes por la mañana le hablé por teléfono, me leyó el texto que le había recitado esa noche, recordaba perfectamente lo que yo le había dicho, y aunque no se lo sabía de memoria, lo buscó para mi, para decírmelo cuando llamara... ¡¡Ya me estaba esperando!!


"Sé que algún lugar del mundo existe una rosa única..."



¡Despierta!
¡Debes tener cuidado a quién le dices eso!

Si ojalá algún día la encuentre.